Cuando en 1974 fundaron Ajoblanco, sus creadores querían huir de todo tipo de autoritarismos. Identificados con los ideales libertarios, sin proponérselo, pusieron de acuerdo a franquistas, y... ¡al Partido Comunista! Aquellos jóvenes eran una seria amenaza para el sistema: se inspiraban en modelos diferentes como la nueva izquierda californiana y, además de ser unos frívolos que hablaban de ecología o urbanismo humanista ... Aún así Ajoblanco conectó con un público radicalmente joven y hambriento de información diferente, y marcó una década de periodismo contracultural hasta su cierre en 1980. Posteriormente, entre 1987 y 1999, vivió una segunda existencia, aunque con un planteamiento diferente.