Juan Marsé viaja en el AVE con su familia en dirección a Madrid. El paisaje de España pasa ante sus ojos a gran velocidad como su vida dedicada por entero a la literatura.
En Madrid le espera una semana llena de actos públicos, donde deberá encontrarse con Sus Majestades Los Reyes, con La Ministra de Cultura, con personalidades, con medios de comunicación, pero también con sus fans, lectores incondicionales de la buena literatura que le admiran y hacen grandes colas para obtener una firma en una página de Últimas Tardes con Teresa o de El Embrujo de Shangai.
Pero más allá de todo esto, en Madrid, le espera sobretodo el premio Cervantes. El mayor premio que se puede conceder a un escritor en lengua castellana.