En el puerto de Essaouira, unos niños se zambullen mientras los pescadores siguen con sutrabajo, las mujeres pasean, las gaviotas vuelan y las obras de construcción del puerto continúan. El pasado y el futuro próximo se mezclan, testimonio de una transformación. Se nos transporta a una visión distorsionada de la escena. Las imágenes en blanco y negro y el sonido potencian la tensión y la dualidad de ese entorno: juego y peligro, real e irreal.