La indústria a...
Estos días estoy trabajando en Dietari Final, un proyecto que parte de la muerte consciente de Lluís Maria Xirinacs, quien ideó el Globàlium, un modelo filosófico capaz de clasificar la realidad en distintas categorías. Una de ellas, precisamente, es confinamiento, definida como "el misterio oculto de la realidad trascendente".
Entrar en este confinamiento ha sido entrar en el misterio de la incertidumbre. Mi gato Bitxo es misterio porque nunca espera nada, simplemente es. No intelectualiza su entorno, lo vive, no cómo yo, que no puedo evitar intelectualizar su no intelectualización.
Bitxo vive en un estado de letargo constante, por eso se sabe vulnerable, ignorante, y es capaz de crear "nuevas normalidades", porque su letargo le permite sedimentar la realidad constantemente. Para Bitxo cada día es un descubrimiento cotidiano. Y cómo es honesto consigo mismo, no le teme al vacío del letargo porque sabe que no tiene siete vidas y un día morirá. La muerte, el gran misterio, la protagonista de estos días. La hemos sentido, olido y oído ¿qué hemos aprendido?
Soy hija del 15M. Si algo aprendí entonces es que no hay que precipitarse, que los grandes cambios no suceden de un día para otro. Puede que el misterio oculto de la realidad trascendente sea pasarle una pastilla de jabón a un vagabundo del barrio desde el balcón para que pueda hacer una buena higiene de manos. ¿Eso es revolucionario? ¿Forma parte de la nueva normalidad? Ni idea, pero sí me resulta tremendamente misterioso.
Desde el privilegio de quien tiene un hogar, una cuenta bancaria y una habitación compartida, he podido avanzar en la escritura de dos largometrajes con los que llevo trabajando un tiempo indeterminado, Dietari Final codirigido con Ariadna Pujol y The Quiet Women. ¿Que qué espero? Bitxo me dice que no espere, que lo viva.
Èrika Sánchez, directora